jueves, 9 de diciembre de 2010

MINUTO PSICOLÓGICO


¿Cuánto dura un minuto psicológico?
No es la medida del tiempo lo importante, sino lo que ocurra mientras tanto. Un minuto en manos de Marcel Proust le daba para más de 400 páginas sin levantarse de la cama ni conocer amante. Pero yo ya me había levantado, ya estaba vestido y magníficamente desayunado dispuesto para hacer la compra.
Mi minuto psicológico empezó en la sección de refrigerados del supermercado. Me conquistó un envase de yogur por su sobriedad verde oscuro, su mensaje frío pero reconfortante, una palabra con resonancias medicinales y fundamento de lengua muerta para nombrar su componente necesario en las mejores formas de vida: bífidus.
Yo quería que me pasara como en el anuncio televisivo: te comes el yogur mientras dices “ya sabes, es para...”, te das unas palmaditas en la tripa y las chicas te sonríen. Supongo que si en lugar de toquetearte la barriga tiras de la cadena, o se oye el ruido de la cisterna, el gesto no resultará tan seductor.
Continuando con mi minuto, me lancé a comprar latas de sardinas con omega 3, leche semidesnatada con un 30 por ciento más de calcio, mayonesa light con luz propia, dentífrico blanqueante con flúor para dientes sensibles y nostálgicos, sopa de sobre supervitaminada y mineralizada y, con harto dolor de corazón, cerveza sin alcohol. La cesta de la compra parecía una farmacia.
El minuto acabó cuando tuve que pagar y descubrí que la mayoría de estos productos, anunciados como una necesidad en toda dieta sana, resultaron ser más caros que los de siempre, esos que llevan consumiendo tantas generaciones de longevos desinformados, que tampoco iban al gimnasio para dejarse los duros en el spinning, el fight box, el watsu o el aerobic.
La industria basada en el culto al cuerpo mueve grandes cantidades de dinero. ¿Qué sería de todos los que trabajan en fábricas de cosméticos, o de ropas y alimentos adecuados, o de todos esos que hacen los anuncios, o de los monitores y personal de los gimnasios, que ocurriría si sólo les dedicásemos un minuto?
El minuto psicológico dura lo que marque el árbitro al final de la primera parte. En mi caso no hubo goles.


Publicado en El Comercio

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