miércoles, 12 de enero de 2011

LECTURA

Este es un cuento de la soledad extrema, de la necesidad de silencio que acaba siendo la amante predilecta, del protagonista hundido en sofás de eskay rojo, sudoroso o helado pero constante, cabalgando desde la inocencia hasta la muerte de la infancia y las demás muertes posibles, constante y fiel a su ritual: siempre abierto al primer gesto, a la suave indicación de los dedos sabios, deslizándose con placidez a veces, con indiferencia incluso, o con brutalidad de amante incontrolado, amante amantísimo, falto de sueño, echado a perder tremendamente gordo de su pasión interminable, de volúmenes inabarcables, de la horizontal postura que le resta otros sentidos, tan sólo la vista, y flaca, abombada de vidrio, gastada, sin capacidad para discernir colores —azul, rojo, verde, violeta—; no conoce más dibujos que los trazados por las máquinas, no sabe nada de sí mismo, vive en mundos ajenos creados por mentes ajenas, o enajenadas, que no distinguen lo extraño de lo propio, ni siquiera en su vida real, la realidad que no existe —lector—, es un punto inaccesible fuera de los márgenes blancos, de los mares de signos ordenados, es una terra incognita, o tal vez demasiado consabida, que no debemos visitar, no queremos, no lo vamos a hacer, mientras una tras otra las palabras aparezcan gusaneando, como aquellos otros, completando los renglones en caravana conquistadora, atravesando la pradera blanca mientras giran silenciosos los ejes con su poderosa doble articulación y se desgrana una idea, una historia, una vida entre hojas (antes que una muerte entre las flores), cubierta, contraportada, lomo, cuerpos propios o en servicio de préstamo, esos libros de vida alegre que se contonean por las bibliotecas, todos ellos fieles a su palabra, dispuestos a contar la misma historia punto por punto, invariables, aún cuando nuestro protagonista haya cambiado, haya crecido o se halle su cadáver en la biblioteca, muerto entre los nunca muertos: los libros, esa pasión vampírica.



Publicado en El Comercio

No hay comentarios: