miércoles, 27 de febrero de 2013

ARMANDO LA PISCINA


En la caja de la piscina aparece coloreado un sector de la esfera de un reloj marcando veinte minutos, el tiempo estimado para armarla: eso exige una tarde de verano, un buen surtido de herramientas, una caja de sidra o cervezas y un par de amigos con tiempo que perder. Lo que sea para darles la sorpresa a los chavales.
        La tarde comienza seleccionando unas lecturas para ese tiempo libre que parece exigido tener en verano: Vila-Matas, Juan Madrid, Don Winslow y esa nueva antología de poesía española actual que se atreve a contar con gallegos, catalanes, vascos y asturianos poetas que escriben en castellano. Pero antes de poder leer con calma ya están los inquietos colaboradores desarmando la caja y tirando las instrucciones lo más lejos posible. Primero hay que igualar la superficie, quitar piedras y hierbajos secos, potenciales perforadores de nuestro recipiente, y abrevar de vez en cuando, que aprieta el calor y la labor es minuciosa. Grandes piezas de plástico, tubos, juntas, cordones... Los chicos abren su mejor sobre de montaplex en años, la tarde aún es larga y es posible ir a por otra caja de bebida.
        Tres tipo de alta capacidad intelectual han sido capaces de armar una piscina desmontable en apenas dos horas. Aprecian los materiales y los ensamblajes, consideran una demanda por publicidad engañosa (aunque seguro que un equipo de trabajadores orientales del país fabricante sería capaz de plantearse los 20 minutos sugeridos en la caja como un récord a batir). 
       Aún hay que llenar la piscina y colocar filtros varios. Se van los cooperantes a por otra caja de bebidas mientras cae la tarde y ya todo se disuelve: las plantas trepadoras, locas vecinas, los parásitos del dato, complicantes del día a día, bufantes del malmeter, querientes de patrañas, pendientes de minucias, llamantes de monsergas, exigentes tropeladoras. Suena quevedesca la enumeración, pero no hay mejor atentador contra el castellano que un clásico reconocido. Inventando palabras mientras los quebraderos se alejan, el sol desciende y mana fresca el agua llenando la piscina.

Publicado en El Comercio 

No hay comentarios: