miércoles, 11 de enero de 2012

NAUFRAGANDO


Se conserva el diario que Orson B. Cuores escribió durante los días que siguieron a su naufragio. No hay duda de que la elaboración de los propios textos en toda su extensión -esa forma pormenorizada en que nos describe sus jornadas en  busca de alimentos- requirió un tiempo real que se nos antoja precioso para un hombre al borde de la muerte por inanición. Por eso contemplamos con una mezcla de pavor y admiración textos como el que sigue, perteneciente al cuarto día tras el naufragio:
     Cuando alguien se pasa mucho tiempo mirando al vacío acaba por ir rellenándolo, poblando esa nada desasosegante con todo tipo de engendros originados en la esencia propia. El objetivo final, naturalmente, es llenarlo todo y quedarse hueco, libre al fin, sujeto por un mundo elegido y creado a conciencia. El problema es la imposibilidad del absoluto desprendimiento, los lastres, las inercias, los fantasmas, los bellos recuerdos o amigas pesadillas que se agarran al lodo primigenio y nunca se van del todo, pelusas que flotan imposibles de atrapar, sea con un súbito manotazo al aire o mostrando la palma pedigüeña para la más delicada recepción: ese corpúsculo de filamentos casi transparentes que apenas se mecen en un ente esférico escapa y flota. La cuestión en esa búsqueda del deshabitar es el hallazgo de motivos de alegría, esperanza o simple superación de la angustia tramo a tramo. Por eso es cómodo recurrir a la ficción, aceptar la imposibilidad del vaciado, convivir con engendros inamovibles y dar formas diversas al lodazal; al fin y al cabo los baños de barro son magníficos para renovar las células muertas y así atravesar los años en perfecta lozanía...
     Sólo tres días más tarde moría de hambre y sed el bueno de Orson B. Cuores, tan comprometido con la redacción de su diario que no descubrió que no estaba en una isla desierta, sino en la costa gaditana. Con sólo subir a la colina más cercana habría olido el pescaíto que freían en el chiringo playero no tan lejos del rincón que eligió para ponerse a escribir su diario de náufrago desolado.


Publicado en El Comercio

No hay comentarios: