Todos tenemos cadáveres en el maletero, elementos que debíamos eliminar de alguna manera porque se habían convertido en un lastre insoportable y ocupaban demasiado espacio material —el sentimental ya para siempre será suyo—, unos centímetros cúbicos preciosos para estar en manos de algo (ese cadáver, digo) que sólo tendremos en cuenta un día caprichoso, tal vez nunca, cuando nos diese por acudir a ese recuerdo.
De esta manera tan rebuscada intentaba darme razones válidas (infundirme valor) el día que decidí hacer una pira funeraria con todas mis viejas cintas de audio, banda sonora de mi adolescencia.
Pero, tío —dice un personajillo vestido de cuero que se cuelga de mi hombro— cómo vas a tirar todo eso si son los sonidos de fondo de tus tiempos castigadores, cuando eras el puto amo, cuando te lo comías todo, tío.
Hay que ver la de mamarrachos que alberga uno en la propia conciencia. Lo importante es que, a pesar de tirar todas mis cintas a la basura, conservé las etiquetas con los títulos de las canciones para al menos saber cómo había ordenado tanto tiempo atrás lo que ahora decidía destruir, una especie de rastro de lo que pudo ser. Porque mis grabaciones no eran copias de discos, algo fácil de conseguir en una tienda o en internet, sino mis propias selecciones de música, las que había considerado más adecuadas para acompañar determinados momentos de mi vida, como Rob (el personaje de Alta fidelidad, novela, película, busquen, lean, vean) construía mis grabaciones para mis momentos o mis posibilidades. Que esa posible conquista oyera a Sam Cook u Ottis Redding podía ser la diferencia entre todo o nada como cantaban Small Faces.
Acabaremos la indigestión siendo “Hombres que se dejan barba con el afán de no reconocerse a sí mismos”, como decía Fernando Menéndez, mientras pinchaba un vinilo de Coltrane redondeando su certeza. Ya todo eso resulta inútil, hay que vaciar los estantes, hay que desocupar para dejar huecos: los hijos tienen que tener su espacio y hay que darse cuenta de todo lo que sobra, tal vez para acabar tragando este sinsabor, o tal vez no.
Publicado en El Comercio
2 comentarios:
Supongo que conoces esta imagen:
http://culturafriki.com/casette-padre-del-ipod-al-estilo-darth-vader-y-luke-humor.php
Un abrazo desde Perú!
No la conocía. Muy adecuada para la situación.
Un abrazo transoceánico!
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