Que llegue la luz hasta las zonas oscuras en torno a las figuras destacadas por los focos, que aparezcan rasgos desconocidos o nuevos rincones en la escena. Lo visto nos ha fascinado tanto que queremos saber más sobre los momentos no contados de los héroes y los malvados. No es nada nuevo, son muchos los que han recurrido a esta parte de la historia para dar contenido a sus narraciones, a veces de forma explícita, otras no tan clara. Todo lo que no es tradición es plagio, afirmó Eugenio D'Ors. Es indudable que Virgilio escribió la Eneida a partir de la Ilíada de Homero, pero ¿hasta qué punto son deudores los Sherlock Holmes y Watson, creados por Conan Doyle, de los cervantinos Quijote y Sancho?
La tradición es la transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., hecha de generación en generación, afirma el diccionario de la RAE. Tomar los textos conocidos y darles nuevas interpretaciones sería parte de la tradición: el autor de La Celestina leyó a Plauto, Terencio o Aristófanes, para crear algo nuevo y moderno en su momento que pasaría a formar parte de la tradición cultural occidental.
Pero, con el calor que hace y toda esa gente que va a la playa para dejarse caer con desidia sobre la arena o mecerse entre las olas acostados sobre un neumático de camión que permite mantener a remojo las posaderas mientras la panza va tomando el color del centollo cocido, ¿a quién le apetece hablar de intertextualidad?
En Las últimas voluntades del caballero Hawkins, de Jesús del Campo, leíamos qué vida adulta tuvo el joven protagonista de La isla del tesoro.
Los lectores nos preguntamos dónde están los otros tomos de esa magnífica historia que es un buen libro, especialmente los escritores, y probablemente casi todos estos dirán que lo que querían hacer era dar forma a esa inmensa terra incognita.
¿Fue una joven casquivana la abuela de Caperucita Roja? ¿Murió de viejo y en la cama Lázaro de Tormes? ¿Qué hizo Leopold Bloom a partir del 17 de junio de 1904? ¿No les gustaría conocer la vida adulta de Huckleberry Finn?
1 comentario:
Y no cree Sr. Escritor, que dejarlo a merced de la imaginación de cada uno resultaría algo mejor, al fin y al cabo la frase “Segundas Partes nunca fueron buenas” tiene su lógica, salvo raras excepciones como “The Empire Strikes Back”.
Probablemente la vida adulta de Huck estaría plagada de miserias y hambre por lo que prefiero dejarlo en una niñez que se repite de forma constante cada vez que leemos sus aventuras, aunque, quien sabe…. puede que cambiara de nombre y se convirtiera en Alan Quaterman descubriendo las Minas del Rey Salomón. Si, ya sé, una obra fue publicada en 1884 y la otra en el 85, pero es que creció mucho durante aquel año, se comió el trocito de tarta que le sobró a Alicia en el País de las Maravillas sobre aquella mesita de té en el 65, que como ya estaba caducado……….bufff y si le cuento Sr. Escritor la historia de la abuelita de Caperucita y su casita del bosque, apaga y vámonos.
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