miércoles, 25 de julio de 2012

NADA SOBRENATURAL


Escribir una historia de fantasmas o vampiros, un cuento gótico para imitar a Edgar Allan Poe o Bram Stoker, acaba siendo una impostura inabordable para quien no puede concebir algo más allá de lo terrenal. Puede empezar muy bien: aullidos del viento en una noche de tormenta, relámpagos que alumbran brevemente los encuentros más insospechados, sombras irreconocibles, fuerzas ocultas incompresibles para un ser racional... Pero al final todo acaba convirtiéndose en una especie de Vértigo (como la película de Hitchcock) con la correspondiente caída súbita en lo mundano, hallando explicaciones razonables para lo que parecía llegado de otro mundo. Para mayor frustración, estas tentativas me recuerdan a las aventuras de Scooby Doo, esos dibujos animados donde siempre hay unos intereses económicos que motivan a los malvados, para promover un misterio fantasmagórico con un par de trucos técnicos.
       Me encantan los cuentos de miedo, y también disfruto a veces con esos libros superventas de templarios actuales, psicópatas deconstruidos, folletines pseudohistóricos y demás. Hay auténticas obras maestras de este tipo y, por supuesto, muchos despropósitos publicados al olor de las sardinas (también nos presentan a bombo y platillo lo que llaman imprescindibles obras literarias y, crédulos nosotros, acabamos sintiéndonos timados). La cuestión es que los lectores tragamos. Aunque parece que algunos no asimilamos.
       Pretendía escribir un cuento de miedo para leer en Halloween con mi hijo y acabé haciendo una especie de relato de serie negra (más gabardina y 38 amartillado que capa negra bajo la luna llena), convencido de que hay que ser creyente para poder dar vida a lo muerto con sinceridad. Claro que parece absurdo pedirle veracidad a un escritor de ficción. Verosimilitud, como mucho.
       Todos somos mejores lectores que escritores. Estoy seguro de que el gran Jorge Luis Borges prefería releer los libros que formaban parte de su biblioteca (aquella colección de sus lecturas recomendadas que publicaron en los ochenta) antes que volver a sus propias obras. 

Publicado en El Comercio

No hay comentarios: