Fíjense en esta
evolución atropellada de unos pensamientos desde el bebé inquieto hasta el
adulto cercano.
No hay nadie cerca, voy a meter la
galleta en el aparato gris de las películas a ver qué pasa. Ahora que no me ven voy a coger el bote
de leche condensada y pegarle un buen trago.
Están fuera, voy a dar saltos en la cama hasta llegar al techo,
yúju. Ahora que puedo cerrar el baño voy
a hacer mis experimentos para mezclar todo lo que haya y hacerme invisible. 16
años pone la etiqueta, menuda antigualla, seguro que no notan que me llevo esta
botella del mueble-bar; voy a ser el rey del botellón. ¿Quién nos va a ver en
este portal oscuro, cuqui? ¿Tú estás seguro de que estas son las preguntas del
examen? Cómo que 80 por un túnel, venga hombre, esto es una autopista. ¿Tobi?,
corre Tobi, bien hecho,Tobi, hala corre que ya lo limpiarán. Oye, anda, a ver
si puedes hacerme un precio. Comemos y hablamos de lo mío.
Han visto hasta ahora una evolución
habitual en la huída de las miradas, lo fácil que resulta desviarse de las
normas cuando no nos ven. Pero lo realmente interesante es la segunda parte: el
porqué de la búsqueda de la mirada ajena.
No me voy a salir nada de los bordes
de colorear porque los Reyes Magos me están mirando. Soy voluntario para dar la
lección porque la sé mejor que todos los demás. Sí, quiero proponerme como
delegado. Ya me encargo yo de la coordinación y la presentación. Sólo soy la
cabeza visible de un gran equipo, compañeros y compañeras, gracias, gracias. Ya
sabes, no se trata de trabajar mucho sino de que se vea mucho lo que trabajas.
Aprovechar que no nos ven para
salirrnos con la nuestra es una simpleza que puede adquirir distintos matices
con el tiempo y las oportunidades. Más taimado y retorcido es sacar provecho de
la figuración, de la apariencia en comunidad; se trata curiosamente de usar las
miradas ajenas para el propio beneficio, un ejercicio que nunca debe olvidar
quien quiera trepar o medrar en sociedad.
Y ahora que soy poeta voy a fingir
que es dolor el dolor que de veras siento, a la manera de Pessoa.
Publicado en El Comercio
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