miércoles, 19 de diciembre de 2012

CUARENTONES COLATERALES


Según parece, la normativa de la RAE no es suficientemente adecuada para el uso del español, la economía lingüística que exige la Academia reprime al sexo femenino porque no existe un género neutro en castellano, equilibrado y válido para todos y todas. Así que, si quiero seguir las directrices administrativas como cualquier funcionario o funcionaria debo referirme a la reunión de amigos y amigas como un grupo de cuarentones y cuarentonas. Luego no se me quejen.
Ahí estábamos un grupo de cuarentones y cuarentonas haciendo recuento de nuestras vidas, porque era lo que nos pedía el cuerpo en ese momento de madurez asumida a regañadientes, y se iban revelando poco a poco los fraudes que sentíamos más propios.
Tuvimos la suerte de disfrutar de los mejores momentos de la televisión, dice una cuarentona. Un punto de partida emocional fue aquel programa de referencia que se titulaba La bola de cristal. ¿Recordáis cuando ponían un montón de imágenes a toda pastilla y al final decía una voz infantil: si no se te ha ocurrido nada, a lo mejor deberías ver menos la tele?
¿A toda pastilla, dices? ¿Qué tal como una mecha? ¿Qué tal haciendo el fitipaldi? Actualízate, pava, que ya no se dice así, puntualiza un cuarentón que va mucho al gimnasio (ese lugar tétrico donde se juntan para luchar contra lo inevitable: el tiempo y la gravedad).
Muy bien, chaval, hala vete a tunear el coche y te tomas la pastilla, responde la cuarentona un poco mosca, y a ver si vas asimilando.
Insiste otro cuarentón en que ese mensaje hoy en día sería inconcebible. ¿Cómo podrían invitar desde una televisión pública a no verla? Es como si la primera frase de un libro pusiera “no me leas”.
Eso al final puede tener el efecto opuesto. Los libros que en los manuales de censura eran tachados de peligrosos o prohibidos eran los primeros que querías leer. Somos la generación que más tele ha visto en este país, hasta ahora. No creo que esa fuera su pretensión, pero así ha sido.
¿Así que esta sensación de fraude colectivo es un daño colateral de La bola de cristal?
Hombre, mujer, yo qué sé.

Publicado en El Comercio

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