jueves, 11 de abril de 2013

GENEROSIDAD


Algo tan cercano al infinito como es internet puede ser considerado un dios si nos ponemos a calibrarlo con los sistemas de medida que la filosofía
nos ha proporcionado. Pero meternos en cuestiones teológicas en ayunas sería aburrido y de mal gusto; un planteamiento más cercano a la medida del consumidor habitual sería buscarle atributos a esa red que todo lo ve. La lista también podría ser interminable, pero en este caso nos fijaremos en el altruismo, esa disponibilidad de algunas personas para facilitar la vida de los demás sin buscar un beneficio propio.
La generosidad forma parte de internet.
Un día te planteas una actividad inusitada: cambiar la cruceta del cambio de marchas de una moto Vespa 160 fabricada en 1969; y no sabes cómo hacerlo. Por probar, usas el buscador. Resulta que un tipo explica la forma de hacerlo con todo detalle, con fotos, con un vídeo. El dueño de un taller de mecánica tal vez opine que ese filántropo es un sinvergüenza que le está quitando clientes, puede ser, pero no hay duda de que si un australiano quiere preparar una fabada asturiana o un allerano no sabe qué botón hace funcionar su satélite, habrá alguien en la red que se lo intente explicar con todo detalle y sin pedir nada a cambio.
En internet también puedes descubrir extraños ejercicios de generosidad. Buscando el nombre del protagonista de una película, o el director de aquella otra, acabas descubriendo que Ving Rhames (Pulp Fiction, Misión Imposible) recibió un Globo de Oro como mejor actor, pero dijo que no se lo merecía y llamó al escenario a Jack Lemmon —que también estaba nominado— para entregárselo ante el pasmo de todos, incluido Lemmon. Seguro que ese gesto le acarreó
todo tipo de críticas: miembros del jurado que se sentirían ninguneados, afroamericanos que no ven con buenos ojos al negro que homenajea a un blanco... Pero en un mundo como el del espectáculo, donde los egos inflados son necesarios para sobrevivir —puesto que autoproclamarse buen producto es necesario para venderse con éxito—, un acto de humildad o generosidad como este resulta insólito.

Publicado en El Comercio

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